sábado, 19 de noviembre de 2016

Flotando en el Viento: Sombras virulentas

Flotando en el Viento: Sombras virulentas: Capítulo 1: El cuerpo Violencia, oscura pasión del alma, que despierta la ira, una trágica noche en un apartado rincón de un callejón ...

Sombras virulentas

Capítulo 1: El cuerpo
Violencia, oscura pasión del alma, que despierta la ira, una trágica noche en un apartado rincón de un callejón sin destino. ¿Acaso el destino tiene que ver en algún acontecimiento de esta vida? ¿Acaso un maligno espíritu interfiere y despierta la ira? ¡Es trágico! ¡Es triste! No hay una explicación demasiado clara, que pueda resolver y poner fin al flagelo, que implica la violencia. Es un sentimiento descontrolado y enraizado que torna inestables a las personas. ¿Acaso alguna vez él presintió que esto ocurriría? No lo se... Pero, es triste y duele tanto... Nada tiene una explicación, que pueda solucionar un problema, que se aloja en las recónditas estructuras cerebrales del hombre. Sin embargo, se presenta... ¡Tantas hipótesis! Sociólogos, psicólogos y neurólogos han intentado dar con una solución, durante años, pero tan solo han hallado vestigios nebulosos de la verdad en un universo de incógnitas insondables. Algunos culpan al medio, la familia o la psiquis individual. No obstante y a pesar de grandes esfuerzos, no logran erradicarla, evitarla ni prevenirla ni acabar de una vez con ella... ¡ELLA! Ella, la violencia ¡Que irónico! Tantos estudios, que buscan un remedio, no son suficientes. Pero, si bastan para lograr personificarla. ¡Sí! ¡Como si fuera una persona! ¡Como si tuviera vida propia! Una vida que destruye otras vidas. La vida de familias enteras queda reducida a ceniza por ella. Ella, otra vez... Solo esperan que no vuelva a suceder, pero sucede. Porque cuando ella entra en nuestras vidas, jamás desaparece. ¡Que complejo es el cerebro humano! ¿Qué se oculta detrás de una palpable masa cerebral? En mi vida pude observar y tocar, en la clase de biología y más tarde en la universidad, la grisácea contextura del cerebro y así, percibir su fragilidad. Es tan frágil... Tan sencillo se desarma al tacto... Es monótona, llena de curvas, que se abren y se cierran, que van y vienen. Tan pequeña comparada con la masa corporal y el complejo sistema orgánico del ser humano... No obstante, esconde enigmas indescifrables. Secretos, que tal vez no lleguemos nunca a conocer. El hemisferio derecho y el izquierdo son las dos partes de un todo absoluto de misterios, que nos definen y que nos impiden conocer la verdadera naturaleza de la personalidad humana. La sangre gotea de un hueco abierto de su cráneo, originando un lago de dolor espeso y rojo en la acera. Hace dos horas, que ha estado tirado en ese rincón... ¿Qué le habrá pasado? ¡Naturaleza humana! Naturaleza humana, que nos separa de los animales y nos torna pensantes. ¿Para qué? Para terminar actuando peor que el animal. Tanto raciocinio desperdiciado en banalidades y en minucias efímeras. El hombre quiere destruir a Dios. El hombre aspira entender a Dios. El hombre desea llegar a Dios, comunicarse con él. El hombre quiere ser Dios. El hombre es Dios. ¿Lo es? ¿Realmente lo es? El hombre-dios decide quien vive y quien no. No lo creo. Dios no puede asesinarse a si mismo. Porque devendría el caos ¿Acaso existe Dios? ¿Acaso existe el hombre? ¿Acaso existimos? ¿Existo? ¿Existís, vos, que estas leyendo mi divague existencial? ¿Existe algo alrededor nuestro? Tal vez solo somos imaginación. Tal vez todo esta en nuestra conciencia, en nuestra mente. El joven permanece en el suelo tirado, inerte y inmóvil. Jamas imaginó que esto le sucedería ¿Por qué? Si él es igual a los demás. El liquido rojo continúa saliendo de su herida abierta a la espera de una muerte inminente. Nadie lo ayuda. La gente camina a su lado y lo esquiva. ¡Si! Lo esquiva. Lo esquiva a él y a su mancha de violencia, que penetra cada vez más, la suciedad de la calle en ese rincón.
El calor es sofocante. Tan sofocante, que anula la respiración, que se escapa poco a poco de sus pulmones. ¿Nadie va a hacer algo? Hay un ser humano muriéndose en ese callejón roñoso, pero nadie hace nada... Lo esquivan y fingen que allí, no hay nada... Nada, que valga la pena mirar. "El no te metas" se está volviendo cada vez más fuerte en nuestra cultura. ¿Acaso, esto, no es otro signo de violencia? Una violencia silenciosa y cómplice, que nos envuelve, lastimándonos, más allá de lo conocido. Las moscas revolotean al casi cadáver, que se debate entre la vida y la muerte, sin que nadie demuestre el mínimo gesto de compasión. ¡Es triste! ¡Es cruel! ¡Es el ser humano! El ser humano queda reducido, en situaciones como estas, a una manada de hipócritas, que defienden múltiples convicciones con la boca, pero luego, pisan con los pies. ¿Dónde están los sentimientos? ¿En el hemisferio derecho o en el izquierdo? ¡Que importa! Un estudiante de medicina podría situarlos con precisión en el hemisferio en el cual se desarrolla toda esa maraña de emociones, sin embargo no puede aplicarlo en la praxis diaria, puesto que en la Universidad le inculcan a olvidarse de ellos. ¿Por qué? ¿Acaso, los médicos no deben desarrollarlos con otro ser, cuya vida deposita en sus manos? La ambulancia aún, no llega y la sangre comienza a llenar de toxinas el aire. De pronto, una mujer, que caminaba sobre la acera, se detiene y lo observa. Observa el quejido extenuante y entrecortado de la escena y piensa: _Otra joven victima de la violencia urbana y la posmodernidad... ¡Que triste! No obstante, se sacude los pies. No quiere tener problemas con la justicia y que después, termine metida en una situación de la que no tiene nada que ver. Murmura, apenada de corazón: _¡Pobre chico! Así, que decide hacer una llamada al 911 con su modesto celular. "La justicia es sabia, en cuanto sus leyes, pues si se toca una persona y le ocurre lo inexorable, es culpa del samaritano, Así que es mejor, que muera en la calle sin ser ayudado por nadie." ¡Que triste! ¡Que trágico! Así, es el ser humano,.. ¡Toda contradicción! Lo que escribe con la mano derecha lo borra con la izquierda y viceversa. Han pasado dos horas, luego, del llamado anónimo ¡Claro! La ambulancia ni los agentes de seguridad no han arribado al lugar. De repente un estruendo espantoso de sirenas se hace audible y presente ¡Han llegado! Tuvo suerte... Tal vez... Descienden de los patrulleros, los policías. Dos móviles se han hecho presentes en ese callejón junto a una ambulancia con un medico muy joven recién recibido o estudiante residente. Lo acompañan al médico, el conductor, que es un hombre de contextura física grande, un camillero y un enfermero matriculado de gran experiencia. Se acercan al joven tendido, cual semidioses capaces y omnipotentes. _El joven está vivo_ dice uno de los paramédicos. Milagrosamente, el joven aún, respira. Sus latidos son débiles, pero constantes. Rápidamente, lo incorporan en la camilla y lo ingresan, sin perder tiempo, en la"camioneta salvadora", que remienda y redime deficiencias en los jóvenes perdidos, que se han alejado de las sagradas normas sociales."Sacrílegos" Así, sería y es seguramente la opinión de los médicos, enfermeros, camilleros y de los conductores acompañantes, si se pudiera oír en voz alta sus prejuiciosos y distorsionados pensamientos. Sin embargo, como no pueden decir lo que piensan en voz alta, callan y miran con una expresión de menosprecio y lástima a las victimas. Lástima por su condición y condicionamiento. Pues, para ellos son culpables de su propio infortunio colectivo. Responsables de las consecuencias de su acondicionamiento. "¡Que calamidad!"
Discriminación, otra marca de la violencia. ¡Violencia! ¡Violencia! ¡Violencia! La violencia está en nuestros genes desde los albores de la humanidad. Darwin, sostuvo a lo largo de su paso por este bestial mundo, que "el hombre desciende del mono." Si esta enunciación se la emplea, como la premisa general de un silogismo deductivo, continuaría con la premisa particular, que "el mono es un animal." Dando lugar a la siguiente conclusión: "Por lo tanto, el hombre es un animal." Hombre, en el sentido genérico ¡Claro, está! Entonces se podría asegurar de que el hombre es un animal dotado de intelecto. Un intelecto capaz de forjar un destino próspero para su especie o de destruirlo, junto con su medio. ¡Naturaleza Humana! Sin embargo, el pensamiento nos coloca por encima de los animales. Porque sabemos discernir entre el bien y el mal. Su corazón comenzó a fallar... El aparatito: pip... pip... pip... En un breve intervalo, se transformó en una resonante línea recta. Una luz le encegueció los ojos... Al fin, las vendas cayeron y pudo ver. Al principio, era confuso. No vislumbraba el nombre. Escuchó una frase tan clara, como el resonar de un trueno: _¡Que importa el nombre! Los nombres no importan. Lo que importan son las acciones... -Klaus... ¿Es Klaus?_ necesita saber quien es. ¿Quién es? ¿Quién ese joven? ¡Que increíble! Parece una película... No, es Fabriccio. ¡Como no reconocerlo! Pues, si soy yo.

Mentira Ancestral

¿Hasta dónde el embuste del ojo del reptil es realidad? Discurso disociado, realidad bipartita y oscura, luz, que brilla a través de las tinieblas. ¿Hasta cuándo el embuste del águila rapaz? Mentiras profanas, burdos embustes. Dictado presencial, cadenas pulidas de brillo falso, caretas superfluas de vil sentires, monigotes de un infierno teatral. ¿Hasta dónde el embuste del ojo de la serpiente es real? Paranoicos miedos, negación ciega, tinieblas engañosas en burdo fango ancestral. Ego culposo, monstruos susurrándote al oído, Pánico a transgredir el dogma santificado por alguien más, enraizado generacional ¿Hasta cuándo seremos objetos observados, cubiertos por un cristal? ¿Hasta dónde la mentira es realidad? ¿Dónde empieza y dónde termina la mentira de la verdad? ¿Cuándo se dejará ver más allá de la campana que niega a los ojos la falsedad? El carbono se descompone, pero la Energía, persiste. Información sesgada, remiendos y cortinas. La falacia caerá.